Cómo identificar y superar el síndrome del impostor

El síndrome del impostor: cómo te saboteas sin darte cuenta

Sindrome del impostor

¿Alguna vez lograste algo importante y pensaste que fue pura suerte? ¿Sientes que en cualquier momento alguien va a “descubrir” que no eres tan capaz como aparentas? Entonces, podrías estar experimentando el síndrome del impostor, una de las formas de autosabotaje más comunes, silenciosas y paralizantes.




¿Qué es el síndrome del impostor?

Se trata de un patrón psicológico en el que la persona duda de sus logros y vive con el miedo constante de ser descubierta como un “fraude”. A pesar de tener evidencia objetiva de su competencia, siente que no merece sus éxitos y que ha engañado a todos para llegar hasta allí.

Este fenómeno no es un trastorno mental reconocido en manuales como el DSM-V, pero sí ha sido ampliamente estudiado en psicología, especialmente en mujeres, profesionales exitosos y personas altamente autoexigentes.

¿A quién afecta el síndrome del impostor?

Puede afectar a cualquier persona, pero es más común en quienes:

  • Han crecido en entornos familiares muy exigentes o con expectativas poco claras.
  • Se comparan constantemente con los demás.
  • Han tenido que esforzarse mucho para destacarse.
  • Viven en ambientes laborales muy competitivos.

Este síndrome no distingue género, edad ni profesión, pero es particularmente frecuente en mujeres con cargos de responsabilidad o en personas que han roto esquemas familiares o sociales.




Principales señales del síndrome del impostor

  • Sientes que no mereces lo que logras.
  • Minimizas tus habilidades o atribuyes tus logros a la suerte.
  • Te cuesta aceptar cumplidos o reconocimientos.
  • Evitas nuevos desafíos por miedo a no estar a la altura.
  • Vives con ansiedad por ser “descubierto” como incapaz.




¿Por qué ocurre?

El origen puede ser multifactorial:

  • Estilos de crianza: cuando los logros eran exigidos pero nunca reconocidos.
  • Perfeccionismo: idealizar el éxito y considerar el error como un fracaso total.
  • Falta de modelos positivos: no ver a personas similares a uno mismo en roles de éxito.
  • Presión social o académica: sentir que se debe demostrar algo constantemente.

Además, el entorno digital actual, donde todos muestran solo sus mejores versiones, potencia este sentimiento de “no ser suficiente”.

Consecuencias del síndrome del impostor

Aunque a veces pasa desapercibido, el síndrome del impostor puede tener un impacto profundo:

  • Ansiedad y estrés crónico.
  • Autosabotaje en momentos clave.
  • Evitar oportunidades laborales o personales por miedo.
  • Problemas de autoestima y bloqueo creativo.
  • Dificultad para disfrutar de los logros.




¿Es lo mismo el síndrome del impostor que el autosabotaje?

No exactamente. El síndrome del impostor es una forma específica de autosabotaje, pero no son sinónimos. El autosabotaje ocurre cuando actuamos en contra de nuestros propios intereses, de manera consciente o inconsciente.

Mientras que el autosabotaje puede incluir cosas como procrastinar, evitar relaciones sanas y elegir parejas conflictivas, autosabotear logros por miedo al éxito, el síndrome del impostor está centrado en dudar de uno mismo cuando se alcanzan metas importantes.

Ambos comparten un origen común: la baja autoestima, el miedo a fallar y creencias limitantes aprendidas.

Puedes leer aquí sobre: Cómo reconocer y detener el autosabotaje emocional

¿Cómo empezar a superarlo?

  1. Reconoce el patrón: El primer paso es darte cuenta de que esos pensamientos no son reales, sino aprendidos.
  2. Anota tus logros: Llevar un registro te ayuda a valorar tu esfuerzo y reconocer tus capacidades.
  3. Habla con otros: Compartirlo te hará ver que no estás solo/a. Más personas de las que imaginas se sienten igual.
  4. Cambia tu diálogo interno: Sustituye frases como “tuve suerte” por “me lo gané con esfuerzo”.
  5. Busca apoyo profesional: Un terapeuta puede ayudarte a desmontar creencias erróneas y construir una autoimagen más realista.




Claves para entenderte mejor

No se trata de falta de capacidad, sino de exceso de autoexigencia y creencias limitantes. Eres más que suficiente. Lo que piensas que te hace impostor es, en realidad, parte de tu sensibilidad, tu ética y tu deseo de mejorar.

Aceptar tus logros no te hace arrogante, te hace justo contigo mismo.

Copyright © Paraellas.Net All rights reserved

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *