¿Sabías que los bigotes del gato son importantes para su supervivencia?
Los bigotes del gato en realidad no son “bigotes” sino vibrisas y no están en su cara por casualidad.
La naturaleza dotó a los felinos de un sofisticado equipo de radares y sensores, los cuales se encuentran precisamente en esos largos pelos, más gruesos y rígidos que el resto de su pelaje.
¿QUÉ SON LAS VIBRISAS Y CUAL ES SU FUNCIÓN?
Las vibrisas del gato son esos largos pelos a lo que llamamos bigotes y están introducidos profundamente en la piel.
La raíz de cada uno de esos pelos está en contacto con una red de nervios sensoriales que transmiten información al cerebro.
Las vibrisas o bigotes del gato captan las vibraciones de su entorno y le permiten medir las distancias, conocer los cambios de temperatura, detectar insectos y reconocer los peligros.
Los gatos tienen vibrisas también en las “cejas”, la barbilla y en la parte posterior de las patas traseras.
¿PORQUÉ LOS BIGOTES DEL GATO SON IMPORTANTES PARA SU SUPERVIVENCIA?
Gracias a las vibrisas los gatos calculan exactamente las dimensiones y saben si pueden pasar por lugares estrechos.
También calculan las distancias antes de dar un salto, lo cual les permite caer en el lugar exacto.
Los sensores de los bigotes funcionan perfectamente en la oscuridad, ayudandolo a eludir obstáculos y a detectar peligros.
Son tan sensibles que pueden captar vibraciones imperceptibles para los humanos, tales como el aleteo de una mosca que aún está lejos de su vista. Es por ello que muchas veces miran fijo hacia determinado punto y esto ha llevado a creer que los gatos están viendo espíritus.
Los bigotes les permiten saber la temperatura de los objetos cercanos, impidiendo que se quemen por acercarse demasiado a fuentes de calor.
También actúan como anteojos para ver de cerca, porque ya sabemos que los gatos no pueden enfocar sus ojos en todo lo que esté próximo a su cara. Puedes ver más detalles sobre este tema en la entrada sobre las dificultades del gato para ver de cerca.
El gato puede mover los bigotes a voluntad y podemos entender el lenguaje de los bigotes del gato aprendiendo a descifrar esos movimientos.
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