“Ahora que vamos a vivir juntos déjame decirte algo: eres y serás siempre mi amigo y sólo te pido amor. Has decidido hacerte responsable de mi, y me siento agradecido por tu determinación. Existirá entre ambos un secreto-pacto de confianza que jamás será quebrantado por mi parte.
Deberás comprenderme por algún tiempo. Acabo de llegar a tu casa, a tu vida. Me notarás desorientado, inquieto y algunas noches me verás… llorar. Si, necesito adaptarme.
Seré tu amigo, entenderé tus cambios de humor, tus alegrías, tus días buenos y tus dias malos, estaré a tu lado acompañándote en tu soledad y en tu tristeza y te trataré siempre con el mismo amor.
Cuando me veas echado en mi almohadón… me sientas ronronéando a tu alrededor, cuando camine a tu lado… que sepas que es mi manera de hacerte feliz. Quiero responder a ese ideal de gato que anhelabas, pero depende de ti: seré reflejo de tu modo de educarme y de tratarme. Ayúdame a no defraudarte. Si me tratas con violencia, seré agresivo. Háblame. Entiendo cada una de tus palabras aunque no te conteste con el mismo lenguaje.
Aprende a leer mis ojos y comprenderás cuanto te entiendo; sé que eres una buena persona. Estoy seguro que me cuidarás con amor. Poco a poco nos haremos grandes amigos, nos conoceremos y nos respetaremos por igual. No olvides nunca, que a mi manera te amo.
Durante muchos años creceremos juntos, compartiremos tantas y tantas cosas… y el día que me vaya a vivir a una estrella, mira el cielo con frecuencia, porque siempre me tendrás ahí. Pero deseo decirte algo: no dejes mi sillón vacío. Hay otro gatito esperándote y al cual llegarás a amar tanto como a mí. No quiero dejar en mi testamento una canasta vacía. Ahora bien… no pensemos en ese día, hazme caricias y juega un ratito conmigo. Tenemos muchos años por delante para hacernos felices.
Firma: TU GATO
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